Sin embargo cuando descubrimos lo esencial nos damos cuenta que Dios trata al hombre con bondad, con amor entrañable,compasivo y repleto de ternura, como el de la madre por el hijo.Es un amor gratuito, misericordioso y tierno.
Correlativamente la actitud del hombre ante Dios ha de ser la del niño ante su padre- madre. El niño encarna la pureza y la pequeñez humilde, pero sobre todo es el prototipo del desvalimiento, de la necesidad absoluta del padre para sobrevivir.
La paternidad-maternidad de Dios se pone a prueba y se acredita en su impresionante autenticidad sobre todo frente al pecado del hombre.
Tan de verdad es Dios padre-madre para el hombre que sólo por su amor paternal-maternal se explica su forma de proceder con él, la predilección divina por los pecadores.
Su común denominador es "Dios ama más a los menos dignos de ser amados porque son los más necesitados de su amor". Los más amados son los menos amables porque Dios ama, como crea, desde la nada.
"Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan de necesidad de conversión", porque Dios trata al hombre con AMOR tiene derecho a esperar a su vez el Amor del hombre para con El ya que el Amor, en efecto, implica una cierta reciprocidad.
Así cuando la ternura amorosa de Dios arraiga en el corazón del hombre y obtiene de él intercambio de Amor, se alcanza finalmente el objetivo divino "yo te desposaré conmigo para siempre".