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Conforme a la costumbre seguida hasta ahora, comienzo mi discurso por lo que me permite en nombre de todos los congresistas agradecer a la tierra que nos ha aceptado como anfitriona, y principalmente a nuestros compa�eros brit�nicos que, con mucho trabajo y gran preocupaci�n, han preparado esta fiesta en que todos tomamos parte. Desde el momento en que nuestros amigos brit�nicos nos invitaron a venir, todos nos convencimos de que nuestro congreso en su tierra tendr�a un significado especial y marcar�a una �poca. Y no es dif�cil prever que nuestra esperanza no nos enga�ar�, puesto que esto nos garantiza no s�lo la conocida energ�a y generosidad de nuestros amigos brit�nicos, sino tambi�n el car�cter mismo de su pa�s.
El hecho de realizar este congreso en una gloriosa ciudad universitaria de Gran Breta�a tiene un gran significado. Los contrarios a nuestra idea nos repiten constantemente que los pueblos angl�fonos nunca se afiliar�n a nuestra idea, pues no s�lo sienten menos la necesidad de una lengua internacional, sino que para ellos el fortalecimiento de una lengua internacional es directamente poco �til, pues esa lengua competir� en el mundo ante todo con la lengua inglesa, que se propone ser internacional. Y no obstante �observen Vds. c�mo se equivocan nuestros contrarios! Observen c�mo los brit�nicos se afilian en grupos, que no suelen aprender voluntariamente otras lenguas adem�s de la suya propia. �Observen con qu� amor han preparado nuestro y en qu� gran n�mero han aparecido para desearnos la bienvenida! Esto demuestra, ante todo, que los hombres han comenzado ya a comprender que la lengua internacional es �til no s�lo para los pueblos d�biles, sino tambi�n para los fuertes; pero esto demuestra tambi�n otra cosa mucho m�s importante: que las personas ven en el esperantismo no s�lo un asunto de oportunidad ego�sta, sino una idea importante de justicia y hermandad entre pueblos, y a esta idea quieren servir las personas nobles de cada pueblo por igual, tanto si se trata de un pueblo d�bil como si es fuerte, y tanto si la justicia interpopular les beneficia como si no. Sabemos que a la mayor�a de nuestros colegas brit�nicos les han conducido a nosotros la idea interna del esperantismo, y por tanto les expresamos nuestras gracias con mayor alegr�a. Los naturales de Cambridge nos aceptan hoy no como comerciantes que les traen ganancias, sino como ap�stoles de una idea humanista que comprenden y les agrada; gracias de coraz�n a ellos, a la Gloriosa Universidad de Cambridge, que nos ha cedido su sal�n, gracias de coraz�n al Ayuntamiento de Cambridge, que se han preocupado de nuestro bienestar como buenos anfitriones. Os saludamos cordialmente, gran pueblo brit�nico, respetuosamente saludamos a vuestro m�s alto representante, su Majestad Real. �Viva el Rey, que viva muchos a�os, Dios Salve al Rey!
�Compa�eros! Hace tres semanas se cumplieron exactamente veinte a�os del d�a en que apareci� p�blicamente el primer libro sobre la lengua Esperanto. En todas pares del mundo los esperantistas festejaron ese d�a. Como fundador del Espernato, recib� en ese d�a muchos telegramas y cartas de felicitaci�n. Como no tengo una canciller�a, sino que tengo que hacer todo en mis horas libres, comprender�n f�cilmente Vds. que no me es posible responder todas las expresiones de amistad recibidas, y se me perdonar� con facilidad. Utilizo ahora la buena ocasi�n para expresar mis m�s sinceras gracias a todos los que me han enviado sus buenos deseos de amistad. Las enhorabuenas no pertenecen por supuesto a mi en persona, sino a todos los que luchan por el Esperanto, de los que soy s�lo el punto central en que se concentran todas las felicitaciones para volver a saltar de ah� a todos los lugares del mundo, a todos los lugares en que viven y trabajan nuestros compa�eros incansables. Llamo, como t�cito representante de los esperantistas, a todos los que luchan por el Esperanto. �Os felicito! Os felicito porque con paciencia os hab�is mantenido durante veinte a�os a pesar de todos los ataques y cosas desagradables que a ninguno han faltado. De coraz�n os felicito por los resultados que han dado vuestro trabajo en�rgico y abnegado de dos d�cadas. �Veinte a�os de trabajo por el Esperanto! Lo que esto significa se comprender� alguna vez en el futuro, cuando se lea la historia detallada del esperantismo. Qu� gran importancia tiene lo que se ha conseguido hasta ahora, cosa que tambi�n se comprender� s�lo tras el estudio detallado de la historia de nuestros primeros a�os, cuando la adquisici�n de cada esperantista estaba ligado a un sinf�n de trabajo y sacrificio.
Muchos de vosotros conoc�is la historia de los �ltimos a�os del esperantismo, cuando la antiguas semillas latentes despertaban de su letargo y comenzaban a dar los primeros frutos, pero no muchos de vosotros conoc�is la historia de los primeros a�os, que consistieron en la siembra interminable y aparentemente fracasada. La historia del esperantismo la contar�n alguna vez esos sembradores.
Ahora nuestro asunto parece fuerte. Se ha conseguido romper la tabla fr�a de los prejuicios del mundo, y nuestra causa crece regular e imparablemente. Cada a�o aumentan nuestras fuerzas, y marchamos hacia nuestros fines con total tranquilidad. Cientos de miles de ra�ces y raicillas sustentan nuestro �rbol, que ya no teme al viento. La naturaleza, que durante mucho tiempo luch� contra nosotros, ahora lucha a nuestro favor, porque esa misma fuerza de inercia, que durante mucho tiempo nos estorb� terriblemente nuestro paso, ahora nos impulsa hacia adelante. Incluso si quisi�ramos detenernos, no podr�amos.
Voy al verdadero tema del discurso de hoy. Quiero hablaros hoy sobre la esencia y finalidad de nuestros congresos. Pero para evitar todo malentendido, desde el mismo comienzo os aclaro que mi discurso no es algo oficial, que presenta simplemente mi opini�n, que cualquiera de vosotros puede aprobar o no.
Ya que hemos decidido reunirnos cada a�o desde todos los pa�ses
del mundo y muchos de nosotros hacemos grandes sacrificios para
poder participar en nuestros congresos, por eso debemos explicar
porqu� nos reunimos. Si somos conscientes en el futuro de la esencia
y objetivo de nuestros congresos, vendremos a ellos siempre con
un entusiasmo fresco y nunca decreciente, como personas que ven
con claridad ante s� un objetivo hermoso al que se va; pero si
no somos conscientes del objetivo de nuestros congresos, entonces
pronto nos enfriaremos y seremos personas que vagan sin objetivo
al que ir; y ese vagar pronto nos cansar� y aburrir�. �Para qu�, pues,
nos reunimos? �Nos reunimos para hablar sobre cuestiones ling��sticas
del Esperanto? �No! Esas cuestiones no pertenecen al congreso,
sino exclusivamente al Comit� Ling��stico, y para eso bastar�a una
reuni�n de los pertenecientes al Comit�. �Nos reunimos para ejercitarnos
en hablar en Esperanto? Para eso s�lo no hace falta viajar al congreso,
puesto que en nuestras ciudades de origen hay grupos en los que
durante todo el a�o podemos ejercitarnos mucho, m�s que en unos
cuantos d�as en el congreso, y por hablar unos cuantos d�as nadie
har�a semejante viaje. �Acaso viajamos para hacer manifestaciones
y propaganda subsiguiente? �Naturalmente que s�! Pero ya que de
cada cien congresistas hay noventa y nueve que obtienen del Esperanto
s�lo un provecho moral, �de qu� hacemos propagada? No dudo que la
mayor�a de vosotros nos dar� s�lo una respuesta: hacemos manifestaci�n
y propaganda a favor del esperantismo no por cualquier utilidad,
que todos nosotros podemos tener personalmente con �l, sino por
la enormemente importante significado que el esperantismo tiene
para toda la humanidad, por el objetivo com�n para la humanidad
que nosotros, los esperantistas, obtenemos del Esperanto; nos
reunimos todos los a�os desde todas las partes del mundo para tener
la alegr�a de ver a los compa�eros, darles la mano, encender por
medio del encuentro rec�proco y la convivencia el amor y entusiasmo
pro la idea que tiene en s� el esperantismo. As� como los antiguos
hebreos tres veces al a�os se reun�an en Jerusal�n para mantener
vivo en ellos el amor a la idea monote�sta, nosotros cada a�o nos
reunimos en la capital de el Pa�s del Esperanto para mantener en
nosotros el amor a la idea del esperantismo. Y esto es la principal
esencia y el principal objetivo de nuestros congresos.
Porque el mundo siempre comprendi� que el esperantismo est� fuertemente ligado a cierta idea interna, y muchas personas no quisieron utilizar el Esperanto s�lo por eso, porque no quer�amos ser considerados como partisanos de la idea, por ello -para que la gran masa no se alejara por temor- nos vimos en la obligaci�n de explicar en la Declaraci�n de Boulogne que el simple esperantismo, es decir, el uso de la lengua Esperanto, no obliga a nadie a ser partidario de �sta o aquella idea, que todo esperantista queda, como persona, totalmente libre y que unos esperantistas no responden de las ideas de los otros esperantistas. Pero si el simple esperantismo pr�ctico, es decir, el mero aprendizaje y utilizaci�n del Esperanto, no obliga a nadie a asumir ninguna idea, no obstante nadie puede dudar de que todos, o al menos la enorme mayor�a de las personas que luchan por el Esperanto, est�n ligados por una idea com�n, que es todo el est�mulo de su trabajo.
Cada esperantista particular puede tener sus convicciones o hacer lo que quiera, y nosotros no respondemos de sus convicciones ni de sus acciones, ni �l de las nuestras. Puede ser el mayor ego�sta, chauvinista, odiar a la humanidad o incluso el mayor de los criminales, y si se limita a utilizar el Esperanto, no podemos prohibirle llamarse esperantista. Pero siquiere venir al congreso del Esperanto, o si quiere asociarse a otra instituci�n que lleve la bandera verde, entonces el asunto cambia. Entonces llega a una tierra que tiene sus leyes especiales, sus costumbres y principios especiales.
En Esperantolandia no s�lo gobierna la lengua Esperanto, sino tambi�n la idea interna del esperantismo; en la tierra del Esperanto gobierna no s�lo el esperantismo oficial general -gobierna tambi�n algo diferente, algo que hasta ahora no se ha formulado con precisi�n, pero que se ha sentido muy bien por todos los esperantistas-, �aqu� gobierna la bandera verde!
�Qu� es la bandera verde? Si para el comerciante que utiliza el Esperanto s�lo para vender sus mercader�as, o para el deportista que utiliza el Esperanto s�lo para divertirse, nuestra bandera es un mero signo de nuestra lengua, una mera decoraci�n t�cita para nuestros congresos e instituciones, nosotros los que luchamos por el Esperanto vemos en nuestra bandera algo m�s: es para nosotros algo santo, es el signo bajo el que marchamos a la batalla pac�fica, es la voz que constantemente nos recuerda que trabajamos por el Esperanto s�lo porque esperamos que tarde o temprano, quiz� despu�s de muchos siglos,
Sobre una base de una lengua neutral,
comprendi�ndose el uno al otro,
los pueblos har�n de mutuo acuerdo
un gran c�rculo familiar.
Constantemente repetimos que no deseamos mezclarnos en la vida interna de las gentes, pero deseamos crear un puente que una a las gentes. La divisa de las ideas esperantistas, jam�s formuladas con precisi�n hasta ahora, pero siempre sentida, es: deseamos crear una base neutral sobre la cual las diversas razas de la humanidad puedan comunicarse en paz y hermandad, sin imponerse rec�procamente las particularidades de sus razas.
�sa, seg�n mi opini�n, es la divisa de la bandera verde, de esa hermosa y majestuosa bandera que nos convoca anualmente desde todas las partes del mundo en el nombre del m�s bello sue�o de la humanidad. No ha llegado a�n el momento de formular con precisi�n todos los detalles de la mencionada divisa ; se formular� por s� misma, poco a poco, mediante nuestra reuni�n y convivencia anuales. Quer�a simplemente llamar vuestra atenci�n sobre el hecho de que nuestros congresos, realizados bajo el signo de la bandera verde, no son solamente congresos de la lengua Esperanto, sino tambi�n de la idea interna del esperantismo. Por consiguiente cada tema en que sintamos el esp�ritu de la bandera verde, todo lo que conduzca al rompimiento de los muros entre las gentes, pertenece a nuestro congreso.
A menudo hab�is o�do hablar de la neutralidad de nuestros congresos. S�, neutralidad es el principio m�s importante de nuestros congresos, si se debe comprender bien el sentido de esa neutralidad. La neutralidad existe en todos los congresos internacionales; pero mientras que ah� la neutralidad es una simple cuesti�n de tacto, entre nosotros es el principio m�s importante, entre nosotros la neutralidad, o m�s exactamente la neutralidad en las relaciones entre razas es todo el contenido, el objetivo de nuestros trabajos. Por eso nosotros nunca debemos hablar en nuestros congresos de asuntos especialmente pol�ticos que pertenecen a los diplom�ticos, o sobre los asuntos especialmente religiosos, que pertenecen a los religiosos y fil�sofos -ya que la bandera verde nos proh�be hacer algo que pueda ofender a este o a aquel pueblo o grupo religioso; pero todo aquello que sin ofender a nadie pueda crear un puente de paz entre los pueblos no s�lo no debe ser evitado con timidez en nuestros congresos, sino que al contrario, debe ser exactamente la esencia de nuestros congresos, porque pertenece a la bandera verde.
Si recordamos las exigencias de la bandera verde, entonces ya no tendremos miedo de hablar y actuar, entonces iremos hacia nuestro objetivo consciente y valientemente, y nuestros congresos ser�n cada a�o m�s interesantes y m�s importantes para el mundo. La estrella verde dejar� de ser un cobarde signo de silencio, se convertir� en un signo de trabajo.
Todo aquello que conduzca a romper los muros entre las gentes pertenece a nuestro congreso. Vastas y grandes son las relaciones entre las gentes y naciones, y vastos y numerosos son los temas que deberemos discutir. As�, pro ejemplo, al no tener la intenci�n de mezclarnos en ninguna clase de sistema especial sobre este o aquel tema, podemos proponer en nuestros congresos internacionales un sistema para la oportunidad y neutralidad de las relaciones internacionales, como por ejemplo el sistema monetario internacional, el sistema horario, el calendario, etc�tera, y entonces podremos comprobar si las propuestas son buenas o no, si no debemos decir que la discusi�n sobre esos proyectos son contrarios a nuestro programa. Quiz� se nos propondr� tambi�n la preparaci�n de fiestas interraciales, que tengan lugar paralelamente a las celebraciones de cada pueblo e iglesia, y que sirvan para ligar fraternalmente a los pueblos entre s�; se propondr�n tambi�n otras cosas similares. NO ha llegado todav�a el momento de hablar sobre todo con detalle; por lo tanto perdonadme que me limite a aludir s�lo con breves palabras a lo que me gustar�a tratar con vosotros mucho m�s; pero cada vez m�s siempre, empezando por asuntos balad�es y pasando a asuntos m�s importantes, empezando por asuntos puramente materiales y yendo a todos los aspectos del esp�ritu y moral de la humanidad, se nos propondr�n diversos remedios que sirvan para la confgraternizaci�n de la humanidad y la destrucci�n de los muros entre las razas -cuando todo esto podamos considerar, aceptar o no aceptar, pero nunca debemos desechar ciegamente sin considerarlo previamente-. Porque todo lo que sirva para el hermanamiento de las razas y para destruir los muros del odio entre los pueblos -si pertenece a la vida interior de la gente- pertenece a la bandera verde.
�Queridos amigos! Os he explicado qu� es lo que -seg�n mi opini�n- debe ser el objetivo de nuestros congresos. Mientras que cada esperantista particular puede contentarse con utilizar la lengua Esperanto, nuestros congresos -seg�n mi opini�n- deben trabajar no s�lo por la lengua, sino tambi�n por la idea interna del esperantismo. Repito que lo todo esto es mi opini�n privada, que yo quiero en absoluto proponer como programa oficial de ninguna clase para nuestros congresos. Nuestro congreso debe ser un simple congreso de esperantistas, y, siempre que nuestro programa est� preparado seg�n las normas del congreso, debe seguir totalmente libre y conformarse siempre a las opiniones y deseos de la mayor�a de los congresistas. Pero tanto si aprob�is mi opini�n como si no, si quer�is trabajar seg�n los postulados de la bandera verde como sino -no dudo que en la profundidad de vuestros corazones todos sent�s la bandera verde, todos vosotros sent�s que es algo m�s que un mero signo de una lengua. Y cuanto m�s particip�is en nuestros congresos anuales, tanto m�s os hermanar�is y tanto m�s los principios de la bandera verde penetrar�n en vuestro �nimo-. Muchas personas se adhieren al esperantismo por una sencilla apetencia de saber, por deporte, o quiz� incluso pro un deseado beneficio; pero desde el momento en que hacen la primera visita al Pa�s del Esperanto, incluso a su pesar siempre se meten y someten a las leyes de este pa�s. Poco a poco el Pa�s del Esperanto se convertir� en la escuela de la futura humanidad interfraterna, y en esto consisten los m�s importantes m�ritos de nuestros congresos.
�Vivid el Esperanto, pero ante todo vivid la finalidad y la idea interna del esperantismo, vivid la fraternidad de los pueblos, vivid todo lo que rompa los muros entre las gentes, vivid, haced crecer y florecer la bandera verde!
Cambridge, a 12 de agosto de 1907
L.L. Zamenhof